Sitio El local es sencillo y diáfano. La decoración, en la que destacan los carteles de la Feria, típicos en muchos lugares públicos de Albacete, es simple y personal. También hay un muro en el que hay fotos de, suponemos, los dueños con sus amigos o clientes habituales. En mesas de madera sencillas, sin mucho recargo, y espaciadas, uno puede ver qué se cuece, y nunca mejor dicho, en el horno de leña.
Comida ¿Qué decir sobre la carta de un italiano que no se imagine el ávido lector? Exacto: el palmarés lo lideran la pasta y las deliciosas pizzas. Uno de nuestros comentarios mientras comíamos era «Vaya pero si casi diría que son tan buenas como las de Il Forno... no sabría decirte si más pero son muy buenas». Son unas pizzas finas y de masa crujiente en los bordes, con recetas variadas y muy bien elaboradas. La pasta está al dente y suele estar acompañada por deliciosas salsas y quesos fundidos.
Trato personal Los camareros son atentos y joviales. En todo momento fueron muy amables y estuvimos muy bien atendidos. Detrás de la barra se respiraba buen ambiente entre los empleados del local, incluidos los repartidores, que hicieron varias salidas.
Lo más destacado Cuando vieron que nuestro pedido se iba a retrasar un poco, una camarera apareció con un recipiente de barro casi candente (si se pudiera) con unos deliciosos rigatoni con salsa de tomate y queso fundido, como invitación de la casa.
Precio El precio estaba acorde con la sobriedad de la decoración y la sencillez y la amabilidad con la que nos sirvió el personal. Unos 12 ~ 15 € por cabeza pidiendo una tosta de salmón cada uno, una pizza para compartir y bebida. Esta vez tampoco pedimos postre.
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